Valdelagrana

Valdelagrana es una playa del Puerto de Santa María en Cádiz, donde pasaba momentos muy felices de niña, ya que era la playa dominguera a la que mi padre nos llevaba cuando aún vivía y luego, tras su muerte, fuimos un par de veces gracias a mi Tita Angustias, la hermana de Xisca.

Valdelagrana

Valdelagrana

Los domingos de verano de mi vida antes de cumplir los 11, empezaban con un desayuno de café y calentitos en el Bar Avenida.  Este era un bar muy pequeño situado en la Gran Plaza y que siempre estaba lleno a rebosar.  Recuerdo las paredes alicatadas con azulejos setenteros en tonos marrones y naranjas. y con unas figuras geométricas psicodélicas muy raras que me mareaban un poco. Todos, incluidos los niños, tomábamos café con calentitos y no estamos traumatizados ni estupidizados por la cafeína, de hecho, mi padre solía darme en ayunas una «palomita» que era un chupito de anís con agua y no me he convertido en alcohólica.  Al terminar el desayuno y pagar, mi padre compraba paquetes de papas fritas de la marca Matarile que luego disfrutábamos en la playa.

Seat 850

Seat 850

Después de desayunar nos metíamos en el Seat 850 de color azul y nos encaminábamos rumbo a Valdelagrana.   Dentro de este pequeño coche íbamos mi padre, mi madre, mi hermano, mi tita Xisca y yo.  Íbamos muy apretados y a veces era un poco agobiante, pero merecía la pena.

El camino se me hacía eterno, ya fuera por el calor, por las inmensas caravanas de la carretera o porque la percepción del tiempo es muy larga cuanto más joven se es.

Preguntaba a menudo si quedaba mucho para llegar y siempre me contestaban que no, que aún no se veía al Sandeman.  Cuando esta figura aparecía era la señal de que estábamos muy cerca.

Sandeman

Sandeman

El Sandeman era la efigie de un vino de Jerez cuyo logo era y es un señor encapuchado.  Al igual que el Toro de Osborne o la Botella del Tïo Pepe, el Sandeman tenía un cartel inmenso en las montañas colindantes a la carretera que llevaba al Puerto de Santa María.  Verlo siginificaba que ya llegábamos.

Valdelagrana era una playa kilométrica sin apenas gente, ni siquiera en verano.  Eran otros tiempos.  Recuerdo que llegar hasta la orilla del mar suponía caminar un buen trayecto pero eso era lo primero que yo hacía: me metía en el mar mientras mi padre montaba la sombrilla-tienda de campaña y se echaba a dormir todo el día.  Trabajaba mucho pero aún así no nos negó nunca un domingo de playa en Valdelagrana.

Todo en mi vida era azul por entonces: el cielo de Valdelagrana,  el azul de mi coche, el de la lona que mi padre colocaba alrededor de la sombrilla para poder dormir un rato… era el color favorito de mi padre.

Konns

Valdelagrana. PVP 15€

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El bolsito de telar de cartón “Valdelagrana” tiene un precio de 15€.

Xisca firmaSi queréis llevaros a casa alguna de las creaciones de esta colección, podéis poneros en contacto conmigo o bien a través del blog o bien mandando un correo a enlaisladexisca@gmail.com