Hola Mundo:
Este está siendo un año difícil, un año en el que muchas cosas están manifestándose ante mí; un año que me lo está haciendo pasar muy duro y que, sin embargo, gracias a esa dureza estoy aprendiendo mucho.
De lo que más he aprendido este año es de mí misma. Por supuesto que también he descubierto quién está a mi lado y quién no. Pero lo importante, con lo que al final me voy a quedar, es con todo lo que he podido pensar y repensar en estos tiempos de katarsis.
Y mis lanitas han estado ahí para ayudarme a desgranar el embrollo en el que me encuentro. Gracias a sus vívidos colores, he podido ver algo más que el negro que rodeaba mi vida. Ellas, con su suavidad, sus diseños y, también, con sus enredos, me han ayudado a tomar decisiones que voy a poner en marcha: objetivos, o como lo denominan los indios Hopis, TUNACHES: Ellos no tienen la misma concepción del tiempo que nosotros los superadelantados occidentales, que no somos capaces de disfrutar de la brisa o del amanecer si no es por medio de aplicación móvil. Pues bien, los Hopis miden el tiempo en Tunaches, es decir, objetivos, por lo que cuando concluyen un Tunache, empiezan otro, sin preocuparse de si si, o si no. Yo me he propuesto medir mi vida en Tunaches…
He estado tejiendo, y mucho, aunque no he publicado casi nada. La verdad es que no me apetecía. Me parecía muy estresante. A veces tenía la sensación de estar en una competición de quién publica más, o quién tiene más éxito organizando tal o cual. Hasta fui víctima de una «jugarreta» con insultos por parte de una «compañera» en el intercambio navideño.
Pero lo que me decidió a apartarme de todo esto, fue un día en el que vi como en un blog de croché alguien publicó el nombre de una compañera que no había cumplido con un reto propuesto. En la publicación, además del nombre de la chica en cuestión, se podía leer una descripción nada agradable de la misma, pero lo que no se pudo leer nunca fue una disculpa ni un intento de averigüar por qué la chica no había podido cumplir. ¡Qué soberbia más patética la de la dueña de ese blog!
Entonces me pregunté si realmente sirve de algo esto de publicar en un blog, lo que haces con tus manos, ya sea con lanas, fieltros o cualquier otro material. Yo no entiendo que alguien que se considera «artesano» se permita pisotear a los demás públicamente de una manera tan lamentable. No puedo comprender que alguien con tan bajos sentimientos, pueda ser creador/a de arte textil, o de cualquier otro tipo de arte.
En una primera instancia de indignación, pensé en publicar los nombres de estas personas en todas la redes sociales, así como en mi blog, para hacerles sentir lo mismo que ellas debieron hacerles sentir a estas chicas (al final fueron más de tres las colgadas de la picota). Pero cuando me tranquilicé pensé que no debía dar lecciones, la vida pone a cada uno en su lugar y yo debía buscar el mío, con amor.
Y el amor me lo dieron ellas: mis lanas.
En este tiempo he trabajado el ganchillo, pero también el telar de cartón. Tengo muchas cosas terminadas y otras que aún estar por terminar. Las iré mostrando poco a poco para el que las quiera ver.
Admito ser bastante contradictoria a veces, por eso, en este año en el que se han producido varias olas de calor, yo he tejido tres mantas. Qué le vamos a hacer.
Esta manta me llevó mucho tiempo ya que es enorme. La hice con una lana degradas en varios colores muuuuuy suavitas.
Estas otras dos son del mismo tipo de lana aunque en otras tonalidas. La suavidad es la misma, pero el tamaño no, ya que el sitio donde las compraba dejó de traer ovillos y, por ello me quedé corta. Aún así, son muy útiles para usarlas encima de las piernas cuando estás trabajando ante el ordenador, o bien de toquita.
Esto ha sido todo por hoy. Y para finalizar diré que lo que publico hoy lo hago porque me nace así. No espero nada de esto. Sólo necesitaba decirlo.
Ahora, a seguir tejiendo y a seguir compartiendo con amor, lo que con amor hago. Eso es todo.